Oigo un rumor, un ruido,
y salgo;
sólo era el viento,
vuelvo a la lumbre y a las letras.
Oigo un rumor todavía mayor
un ruido estremecedor,
y entro
para ver que era el aliento,
arremolinado
en un vendaval de emociones
que despierta el poema
en mis adentros.